lunes, 19 de octubre de 2009

tiempos de siesta

Me deje arrastrar y luego no pude evitarlo, pero anduve lejano.
Por mucho tiempo sonaron a las campanas de la iglesia sin que nada sucediera
era extraño o solo palabreria, pero todo continuaba de manera semejante
y a lo lejos se fueron orquestando los mil y un sentimientos descontentos
y lentamente cruzaron los ideales y los sueños añorando un mundo nuevo.

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